29-1-2020, 7:47 h. - ID. 127
k-ant NOARTISTA
Gracias por participar Conjuntos Empáticos.
Aprecio vuestra iniciativa como una vía de socialización y fomento de la creatividad.
Creo que es muy acertada esa comparación de la comunicación cerrada con el círculo y la necesidad de abrir nuevos caminos y explorar, la creatividad, la línea recta. Permitidme que contextualice esa comparación con el tema de fondo qué ha surgido en este foro: el mundo propio, la locura (o creatividad) y la comunicación.
El círculo permite una comunicación plena, todo lo conocido lo contiene en su interior y lo que queda fuera simplemente lo ignora, no existe. La comunicación es plena porque todo lo que se puede comunicar ya se conoce, es una perfección estática, sin cambios, una constante, una comunicación total dentro de la monotonía de siempre lo mismo. En cambio la línea recta escapa, crea su único y propio recorrido, como el/la artista crea su propio mundo, su propia realidad a la medida de sus creencias. Quizá algún día seamos totalmente libres y podamos crear nuestro propio mundo, con normas diseñadas a la medida propia. Ese día será el fin definitivo de la comunicación. ¿Quién se atreverá a entrar en el mundo del vecino si nos vamos a encontrar una realidad con normas totalmente desconocidas, si se permiten hacer cosas qué en nuestro mundo propio están prohibidas y, aún peor, donde se nos prohíbe hacer lo qué en nuestro mundo particular está permitido?. El/la artista creador ya vive en ese mundo enajenado, su creatividad lo conduce en línea recta hacia lo desconocido, se separa del círculo donde todo era conocido y existía la comunicación, cuanto más se aleja de su origen mayor es la pérdida de referentes comunes con los del círculo. Multitud de líneas rectas escapando en todas direcciones que solo coinciden para chocar y descubrir que viajan sin rumbo en distintas direcciones, sin nada en común entre sí más que fortuitas colisiones en un universo de infinitas direcciones. La creatividad de la línea recta que conduce a la locura y a la incomunicación.
¿Qué hacemos, aceptamos la comodidad comunicadora y cerrada en la perfección del círculo o nos dejamos arrastrar por la creatividad desbocada de nuestro propio mundo en una línea recta hacia lo desconocido?.
Hay quien no puede elegir, pero para quien sí pueda hacerlo la naturaleza nos ofrece la solución: la espiral. Una extraña figura, quizá un círculo que se expande o una línea que se doblega con cierta cadencia hacia el círculo sin llegar a serlo.
Quien sea una línea recta, si lo intenta, puede doblegarse un poco hacia las condiciones que rigen la comunicación dentro del círculo, hacia ciertos convencionalismos del mundo, y el círculo puede intentar expandirse un poco más hacia lo extraño y desconocido para comprenderlo. Es una espiral que nos permite entender nuevos mundos, nuevas realidades, pero de forma progresiva, sin las colisiones trágicas entre líneas rectas, sin desperdiciar líneas perdidas en el infinito y permitiendo a esas líneas experimentar en cierta forma la comunicación. Que las líneas rectas aceptemos ciertas normas del círculo nos permitirá pertenecer a su geometría y pidámosle al círculo que tolere expandir su geometría fuera de sus límites. Convirtamos juntos las rectas y los círculos en una espiral que se expande hacia el infinito. El conocimiento es la vía que transforma lo desconocido en cierto y es el que ha permitido, desde el comienzo de los tiempos, crecer a la espiral de la humanidad.
un saludo