Una mirada irónica en tiempos de crisis. La mascota olímpica pretendió ser, bajo mi punto de vista, con su imagen amable y brazos extendidos, un símbolo de la alegría, la unión y el buen rollo. En estos días, nos damos cuenta de lo que verdaderamente importa. Parece ser que estamos valorando las cosas y sobre todo a personas. Gentes a las que antes no habíamos prestado atención y que ahora nos resultan imprescindibles. Ahora es cuándo reaccionamos, mostrando el apoyo y reconocimiento que se merecen. Se dice que los malos tiempos son necesarios para aprender y mejorar. Cuando todo esto acabe, veremos si nos sirvió de algo⬦