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12-12-2019, 19:35 h. - ID. 96
k-ant
Muchas gracias por participar Luisa.
Para quienes no nos dedicamos profesionalmente al Arte esta labor que realizamos (se trata entonces de una ocupación, no de un trabajo) tiene cierta dimensión trascendental, porque aunque no posee una finalidad económica sí que tiene para nosotros/as una finalidad vital.
Como podéis comprobar en los testimonios de quienes han participado en estos certámenes hay búsquedas en nuestras obras, expresiones vitales, compromisos personales, la habitabilidad, la nada, nuestro conflicto con la mercantilización del Arte, la confusión por el caos hacia el que parece nos dirigimos, el Arte como reivindicación de otro modelo social, quizá existencial. Puede que haya tantos propósitos para el Arte como personas, cada uno de nosotros/as intentando expresar nuestro mundo personal, nuestro universo propio, nos exponemos al juicio público, como bien dices, y descubrimos cómo la interpretación del público se mezcla con nuestros significados creando nuevos significados para nuestras obras que escapan de nuestro control. El mundo nos juzga según sus propios principios, según sus modelos, sus estereotipos, sus convencionalismos, huye de lo diferente que reconoce como caos, no comprende lo nuevo.
Como bien dices debemos conocer nuestra realidad para luego expresarla.
Pero la realidad propia es huidiza porque lo que podemos encontrar en la otra realidad, la del mundo, con la que compararnos, está totalmente hipotecada a los intereses de la lucha por el poder. Todas las ideas son defendidas a capa y espada sin importar las heridas que se provoquen si hay un beneficio que conseguir.
¿Cómo quieres me vea reflejado en este mundo lleno de hipocresía y falsas promesas puestas a la venta para el mejor postor?.
Aún así tenemos que buscarnos a nosotros/as mismos/as en este magma caótico que sólo encuentra orden cuando se vende al peso a cambio de una cuota de poder.
El mundo no admite nuestras miradas, sin antes juzgarnos y ya conocemos el veredicto: culpables.
Sino tienes tu cuota de poder que limpie todas tus faltas y te haga perfecto/a, a los ojos de las cosas perfectas que ya han sido ocupadas por quienes han podido pagar su precio, parece que no tienes derecho a decir nada.
Confundimos la mirada con el juicio. Yo no tengo ningún interés en juzgar nada, sólo reclamo la mirada libre, aquí sois libres de decir lo que pensáis, de mí, de mi textos, de mis obras, de cualquier obra que encuentres aquí, de cualquier comentario que leas aquí, aquí eres libre de hacer eso. Sino te escucha nadie yo te escucho. No es necesario que alguien se considere mejor que yo para que yo le escuche, o escuche lo que piensa de mis trabajos, aquí eres libre para opinar de lo que quieras, yo, en mi interior, considero a todo el mundo igual a mí, aunque el mundo me ratifica cada día que esa idea sólo existe en mi mente.
Yo soy imperfecto, no lo sé todo, quizá no sepa nada, pero comento todas vuestras participaciones en estos certámenes, digo lo que veo porque este es el único lugar en el que se me ha permitido mostrar mi mirada.
No nos han enseñado a ser libres, sino a aceptar el mundo tal y como lo ven los que han comprado su cuota de poder y su aparente perfección en virtud de la cual pueden imponerme su realidad.
No nos han enseñado a ser iguales. No sabemos cómo hacerlo.
Por eso está ahí el caos, llamando a nuestra puerta, tratando de entrar en el Arte, en la sociedad, en nuestras vidas, como nunca lo ha hecho antes, por eso hay tantos intentos de comprender lo que está sucediendo y por eso tanto asombro.
Entre el caos llega aquello que rechazamos por diferente, lo nuevo, somos nosotros/as que llamamos a las puertas, no vas a reconocer en nosotros/as la perfección que te han vendido los que han podido pagar su precio, sino otra cosa nueva que escapa de la lógica de los intereses del poder.
¿Con qué criterio nos juzgará el mundo, con el suyo propio hecho a base de perfección interesada?, ¿existe algo más que cosas basadas en el interés en el mundo?.
Quizá sólo en nuestro interior cada uno/a de nosotros/as podamos responder a esa pregunta, pero para eso es necesario que nos consideremos iguales, tanto perfectos/as como imperfectos/as, todos/as tenemos derecho a mostrar las cosas tal y como las vemos.
Por el hecho de que yo exprese mi realidad, tal y como yo la veo, no implica que la esté juzgando.
Yo sólo describo lo que veo, no juzgo nada.